Intel parece desplomarse

Hasta hace muy poco Intel era el líder indiscutible en la industria de semiconductores. Hoy atraviesa la peor crisis de su historia. La empresa anunció el despido del 15% de su fuerza laboral -más de 15.000 empleados- como parte de un plan de reducción de costos de 10.000 millones de dólares.
La drástica medida refleja los graves problemas estructurales que atraviesa la empresa y su incapacidad para adaptarse a las nuevas tendencias tecnológicas en general y a la Inteligencia Artificial en particular.
Es un tren que ha dejado escapar y cuyas consecuencias están empezando a dejarse notar, aunque las causas vienen de mucho antes.
Para salir del atolladero va a empezar por un recorte serio en su fuerza laboral y, presumiblemente, habrá más formas de contener el gasto para no erosionar más el margen.
Convertirse en un fabricante para terceros aprovechando sus fábricas ha sido otra opción para no sucumbir, algo que ya está haciendo. Y a medio y largo plazo, apostar fuerte por la IA, aunque es un camino costoso y arriesgado: lleva demasiado tiempo alcanzar a un líder que para entonces habrá seguido evolucionado demasiado.
Intel se está jugando el futuro. Si no se adapta al auge de la IA será muy difícil pensar que puede volver a ser el gigante que una vez fue. Y en ese caso quedará relegado a un papel secundario, un triste rol para alguien que ayudó a crear esa misma industria.