Consejos prácticos para manejar el estrés

Trabajo, obligaciones, preocupaciones... el virus del estrés es ya una pandemia que afecta a muchas personas. Hasta hoy. Y no es de extrañar con el estilo de vida de las sociedades.
La fuente del estrés se encuentra en el desajuste entre las demandas existentes y el control que tiene la persona para afrontar dichas demandas, y que tiene en cuenta el apoyo social como una variable decisiva que afecta a este fenómeno tanto de manera directa como indirecta.
Comprende las características del estrés
Normalmente, cuando hablamos acerca del estrés, lo hacemos refiriéndonos a este como un problema, algo que nos supone un obstáculo a la hora de intentar disfrutar de una buena calidad de vida. Sin embargo, si nos ceñimos estrictamente a la definición de "estrés", este no es siempre un problema ni algo que nos perjudique. La razón de ser del estrés consiste en prepararnos para reaccionar con rapidez ante situaciones que percibimos como peligrosas o como vinculadas a un riesgo que hay que esquivar sin detenernos a pensárnoslo demasiado. Nos hace entrar en una mentalidad de alerta, de rápida reacción a algo que debería preocuparnos.
Pero a veces, sufrimos demasiado estrés o lo experimentamos durante demasiado tiempo, sin que eso nos aporte nada bueno. En casos así, debemos tener en cuenta los consejos y estrategias para reducir el estrés que veremos más adelante.
El exceso de estrés suele ser un fenómeno complejo, especialmente en el entorno laboral, en el que entran en juego variables del puesto de trabajo y de la organización, pero también las expectativas de un individuo y su capacidad de afrontamiento ante las situaciones complejas.
Por tanto, en casos extremos, es necesario acudir a un experto si no se quiere acabar sufriendo lo que se conoce como burnout o síndrome del quemado. También es indispensable acudir al psicólogo cuando el estrés es consecuencia de una situación traumática, lo que puede requerir intervención psicológica para reducir el sufrimiento y tratar el problema desde la raíz.
Cuando enfrenta una situación estresante, su pulso se acelera, respira más rápido, los músculos se tensan y el cerebro usa más oxígeno y aumenta la actividad. Si la respuesta al estrés dura demasiado tiempo, puede perjudicar su salud.
Como hemos visto, el estrés es, en el fondo, la consecuencia de un mecanismo de supervivencia que nos permite estar más preparados para las dificultades y los peligros a los que nos expone el entorno. En este sentido, el simple hecho de sentirte estresado o estresada no tiene por qué ser visto como un problema, al menos no en todos los casos.
Ahora bien, si estas pasando por una época en la que te sientes estresado, has empezado a notar que la situación en la que te encuentras te viene grande y está afectando a tu día a día, en el artículo de hoy, te damos unos consejos para que puedas reducir la sintomatología característica de este fenómeno.
Gestiona tu tiempo de manera eficaz
La mala gestión del tiempo es una de las causas más frecuentes de estrés. Llegar tarde a todos los lugares, tener la bandeja del correo electrónico llena, estudiar en el último momento para los exámenes, asumir muchas tareas y no concluir ninguna, son situaciones que provocan ansiedad y descontrol.
Por tanto, una correcta organización del tiempo es la mejor manera de prevenir el estrés.

No seas perfeccionista
El perfeccionismo es la creencia de que se debe alcanzar la perfección en todo lo que se hace. Esto podría parecer positivo, pero puede provocar consecuencias negativas, por ejemplo: estar más tensos y angustiados, no disfrutar de los logros o estar más estresados.
Sé positivo
Esto suena extraño pero es cierto que cómo piensas tiene un efecto en tus niveles de estrés. Si piensas de manera negativa acerca de ti mismo o de la situación, tu cuerpo reacciona con tensión. Recuperar su sentido de control y adoptar una actitud positiva frente al estrés puede ayudarte a superar las situaciones más complicadas. Por tanto, trata de ver las situaciones de estrés desde una perspectiva más positiva. Por ejemplo, una situación complicada puede ser vista como una oportunidad de aprendizaje.
Utiliza el humor y la risa
Los beneficios del humor y de risa son múltiples tanto a nivel físico como mental. Por eso se utiliza la risoterapia para el manejo de las situaciones estresantes y para aliviar tensiones físicas y emocionales. La risoterapia fomenta la producción de químicos de la felicidad como la serotonina y, además, reduce los niveles de cortisol, la hormona relacionada con el estrés.
Duerme mejor
Todo el mundo sabe que el estrés puede provocar problemas de sueño. Pero, por desgracia, la falta de sueño también puede provocar estrés. Dormir de forma adecuada es necesario para que la mente y el cuerpo estén descansados.
La sensación de cansancio aumenta el estrés, ya que no permite pensar con claridad y puede agravar la situación estresante y afectar a nuestro estado de ánimo.
Practica ejercicio físico
Seguro que muchos han ido al gimnasio a desconectar en más de una ocasión, porque después de un duro día de trabajo, no hay nada mejor. Además de los beneficios físicos de practicar ejercicios, la actividad física también reduce el estrés.
El ejercicio físico incrementa la producción de norepinefrina (noradrenalina), un neurotransmisor que puede moderar la respuesta del cerebro al estrés, y produce neuroquímicos como las endorfinas o la serotonina, que ayudan a mejorar el estado de ánimo.
Aprovecha el poder de la música
La música puede tener un profundo efecto positivo tanto las emociones y el cuerpo. Si la música con un tempo ráìdo puede hacer que una persona esté más alerta, la música con un tempo más lento puede relajar la mente y los músculos, ayudando a liberar la tensión del día.
Por tanto, la música relaja y es eficaz para la gestión del estrés. Además, según varias investigaciones, tocar un instrumento también ayuda a reducir el estrés y alivia tensiones.
Manténgase en contacto con personas que pueden proporcionar apoyo emocional y de otra índole.
Pida ayuda a los amigos, la familia y la comunidad para reducir el estrés debido a responsabilidades laborales o asuntos familiares.
Tómese tiempo para hacer actividades relajantes que disfruta como leer, ver una película o jardinería.
Evite pensar obsesivamente en los problemas.
Enfóquese en lo que ha logrado, no en lo que no ha podido hacer.