El COVID-19, un origen aún sin esclarecer

El origen de la pandemia que puso en “jaque” al planeta, el COVID-19, continúa siendo un misterio luego de cinco años, y la Organización Mundial de la Salud (OMS) sigue reclamando a China más información, mientras que el gigante asiático asegura haber entregado todos los datos en su poder.
Aunque para muchos la pandemia sea algo difícil de olvidar, la ciudad de Wuhan, hogar de más de 11 millones de personas, retomó su curso habitual desde hace muchísimo tiempo.
Fue allá donde se notificaron los primeros casos en diciembre de 2019, y en enero se impuso un confinamiento de alrededor de dos meses para frenar el ascenso de los contagios de un virus que resultó el causante de casi 800 millones de infecciones en el mundo y 7 millones de muertes, según la OMS.
“Un origen aun sin esclarecer”
Precisamente, en diciembre del año anterior la OMS volvió a pedir a Pekín transparencia sobre la secuencia genética de los primeros casos en el mercado de Huanan en Wuhan y los trabajos llevados a cabo en los laboratorios de la ciudad.
En sus inicios, la prensa local informó que el mercado vendía hasta faisanes y serpientes, y los científicos sospecharon que ciertos murciélagos oriundos del sur de China podrían haber originado la transmisión.
De acuerdo con la agencia EFE, Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS, sin datos completos “todas las hipótesis están en el aire”, incluyendo la teoría de que el coronavirus escapara accidentalmente de algún laboratorio de bioseguridad; para los científicos que han visitado China es la opción menos probable pero no se descarta.
“El mercado de Huanan cerrado”
Cinco años después, al día de hoy, las puertas del mercado de Huanan continúan selladas y sigilosamente vigiladas por guardias de seguridad.
Poco después de difundirse en enero del 2020 los primeros casos de lo que entonces se conocía como “un brote de neumonía”, el mercado bajó las persianas tras detectarse la propagación de contagios en vendedores y clientes.
Tan solo un día antes de aquel momento el gobierno chino había informado a la OMS sobre la detección de esos primeros casos que ya se transmitían a toda velocidad y luego del suceso, solo el equipo de investigadores fue autorizado a entrar al recinto, desinfectarlo y recolectar muestras.
En el lugar de los hechos ya no queda rastro de ellos, ni de lo que antes fuera un concurrido mercado al aire libre; actualmente sólo restan establecimientos aledaños como una amplia galería que ampara un centenar de ópticas.
Mientras tanto, China continúa defendiéndose y alega haber apoyado activamente a la investigación mundial.
(Foto tomada de EFE/EPA).