Lo que no sabías del aceite de girasol

El aceite de girasol es, luego del aceite de oliva, una de las grasas más consumidas del mundo. Se obtiene a partir de las semillas de girasol, planta nativa de América del Norte que se cultiva en todo el mundo por sus semillas y su aceite.
La planta de girasol es una hierba anual que puede crecer hasta dos metros de altura y produce flores grandes y brillantes que giran hacia el sol. Cada flor produce una semilla pequeña y alargada, que es rica en aceite.

El aceite de girasol tiene varios beneficios cuando se consume con moderación como parte de una dieta equilibrada:
Es una fuente de ácidos grasos esenciales, especialmente el ácido linoleico, que es un tipo de ácido graso omega-6, los cuales son necesarios para el funcionamiento adecuado del cuerpo y se han relacionado con la reducción del riesgo de enfermedades crónicas.
Ayuda a reducir el colesterol ya que es rico en grasas insaturadas, que han demostrado ser beneficiosas para la salud del corazón. Dichas grasas pueden ayudar a reducir los niveles de colesterol malo (LDL) en el cuerpo y aumentar los niveles de colesterol bueno (HDL).

Es beneficioso para la piel porque es rico en vitamina E, antioxidante que ayuda a proteger la piel del daño causado por los radicales libres, y del mismo modo ayuda a mantener la piel suave e hidratada.
Promueve la salud cerebral ya que los ácidos grasos omega-6 presentes en el aceite de girasol se han relacionado con una mejor función cerebral y un menor riesgo de enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer.

Al estar lleno de calorías es una fuente de energía rápida y fácil para el cuerpo y posee muchas proteínas vitales para la construcción y reparación de tejidos.
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