Lo que traen las tiendas de AVQS: carne de cerdo

Los valores nutricionales del cerdo son elevados

Ciertas tendencias dietéticas actuales manifiestan reservas sobre el valor nutritivo y los efectos del consumo de carne de cerdo. A la hora de considerar el valor nutritivo de un alimento solo hay que dejarse influir por los nutrientes que nos aporta.

 

En la cocina tradicional, el cerdo ha tenido siempre un papel importante, todo se aprovecha y permite una gran variedad gastronómica. Solo hay que ver las muchas recetas con carne de cerdo y derivados del patrimonio culinario cubano. En la cocina rural, base de la cocina cubana, una de las características era (y es) el uso de manteca de cerdo.

 

La carne de cerdo contiene un 18-20% de proteínas de alto valor biológico. Prácticamente no tiene hidratos de carbono, que se pueden complementar al cocinar. Es rica en vitaminas del grupo B y en minerales como hierro, zinc, fósforo y potasio. Lleva poco sodio, lo cual es positivo si mantenemos este contenido bajo al cocinar o, sobre todo, en la elaboración de derivados (embutidos). La presencia de purinas (precursoras del ácido úrico) es moderada. El contenido calórico no es muy alto (120-330 kcal/100 g), sobre todo en las partes magras. En cambio, los embutidos aportan más energía (400-600 kcal/100 g), razón por la cual hay que consumirlos con bastante moderación.

 

Por otra parte, la grasa de los cerdos, sobre todo de la mayoría de los actuales, es rica en ácidos grasos monoinsaturados (ácido oleico, especialmente, entre 2-12 g/100 g de carne), cuyo papel es positivo para la salud. La relación ácidos grasos saturados/insaturados, que cuanto más baja más saludable es, en la grasa de cerdo está en torno a 0,76, por debajo de la grasa de vacuno (1,31) y de cordero (0,98), y no muy por encima del pollo (0,45).

 

Asimismo, la fisiología del cerdo (animal monogástrico, como los humanos, a diferencia del vacuno y ovino que son rumiantes) permite con bastante facilidad mejorar su grasa mediante su alimentación. Incluye, también, hasta un 15% de ácidos grasos poli-insaturados (0,4-4,5 g por 100 g de carne), lo que es nutricionalmente interesante y destacable en un producto cárnico. 

 

En este caso la calidad gastronómica va de acuerdo con la nutricional. El contenido en colesterol de la carne de cerdo es moderado (60-80 mg/100g, el límite diario es de 300 mg).

 

Un ejemplo de los posibles efectos positivos de la integración de la carne de cerdo en una dieta equilibrada nos la da un trabajo de McArthur y colaboradores (McArthur J.O. et al., 2014) que observan que llegando a 500 g/semana la dieta mejora y la ingesta de alimentos de alto valor energético y pobres en nutrientes disminuye, lo que atribuyen a un buen conocimiento de los alimentos y de lo que hay que comer, pero también al poder saciante de la carne de cerdo. 

 

En definitiva, el cerdo es una carne saludable si se integra con mesura en una dieta equilibrada. En el caso de los embutidos, a no ser que sean bajos en grasa y sal, esta mesura debe ser más estricta.

 

 El mejor consejo nutricional que se puede dar al consumidor desde el punto de vista de la salud, así como de la diversidad alimentaria, es que coma tanto pollo como cerdo, porque desde la perspectiva de cantidad y calidad de grasa la influencia sobre la salud será prácticamente la misma.

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